
La
Sierra de Segura está situada en la parte más
oriental de la provincia de Jaén, en los confines
ya de Andalucía. Conserva riquezas paisajísticas
y culturales propias de una sierra que ha vivido cerrada
en sí misma a lo largo del tiempo, con una cultura y
una economía autárquica. Este aislamiento ha sido fruto
de una situación geográfica difícil, lejos de núcleos
importantes de población y de vías de comunicación de
cierta envergadura.
La Sierra de Segura ha tenido personalidad propia desde los tiempos
más remotos, en que fue habitada por fenicios, griegos
y romanos adquiriendo con los musulmanes categoría de
reino independiente. Tras la conquista cristiana, la
comarca gozó de un estatuto especial, las Ordenanzas
del Común de Segura, que permitían a sus gentes administrar
su propia tierra. El olivar siempre ha constituido la
actividad económica más importante a lo largo de los
tiempos.
La parte alta, la sierra propiamente dicha, con paisajes
espléndidos de bosque mediterráneo, bosques de ribera,
calares y la despejada meseta de los Campos de Hernán
Perea, forma un macizo montañoso con una gran diversidad
paisajística que se traduce también en una gran diversidad
de flora, fauna y ecosistemas.
La
parte baja es la parte mejor comunicada. Sus olivares,
que se encaraman por las pendientes mezclándose y fundiéndose
con el bosque, forman un paisaje especial que contrasta
tanto con los olivares típicos de la provincia de Jaén como con los paisajes más agrestes de las partes altas.
Gran
parte de la comarca está incluida en el Parque Natural
de Segura, Cazorla y las Villas, suponiendo
un 68,5 % del total del Parque. Ocupa toda la zona centro,
norte y este del mismo: desde el río Borosa y
la Torre del Vinagre, por el sur; hasta el límite
de Albacete, casi en el nacimiento del río
Mundo, por el norte. El Parque Natural está
también declarado Reserva de la Biosfera y Zona
de Especial Protección para las Aves, siendo el
más grande de la península ibérica.

Si hay algo por lo que merece la pena destacar estas
sierras aparte de por su gran diversidad, es por la
gran abundancia del elemento agua. Aquí nacen y se nutren ríos de gran importancia como el Guadalquivir, el Segura y el Guadalimar.
Hay
pantanos de cabecera importantes en estos ríos: El
Tranco, Guadalmena, Anchuricas y la Vieja. Estas
sierras son un trozo de la España húmeda que surge y
se recrea en el interior de los paisajes más áridos
del sur de la península. Las temperaturas oscilan entre
los 35º C de máxima y –8º C de mínima.