En un cazo
echamos la leche fría, y añadimos la harina, revolvemos
hasta que se disuelva totalmente en la leche. A continuación
se echa la corteza de limón y la ramita de canela y la
mantequilla. Se pone a cocer a fuego muy suave, sin dejar de
remover. Cuando ya tenemos la masa casi compacta ponemos el
azúcar y seguimos removiendo hasta que esté espesa.
Le quitamos la corteza de limón y la rama de canela.
A continuación extendemos la masa sobre una fuente para
que se enfríe. Al cabo de varias horas -ya totalmente
fría la masa- se corta en trozos (cuadrados, rectángulos...)
y se van pasando por harina y huevo y las freímos en
abundante aceite de oliva virgen extra en una sartén.
No necesita freírse mucho, retiramos los trozos cuando
veamos que están dorados y los vamos reservando en una
fuente cubierta con papel de cocina para que absorba el aceite
sobrante.
Las
porciones de leche frita las presentamos en la mesa en una bonita
fuente y espolvoreados con canela molida.
Se
pueden comer tal cual o flambeados con orujo gallego o de la Comarca leonesa de El Bierzo.
