Es la coca más típica de Cataluña y admite variantes como arenques en sal, butifarra, atún, anchoas… La más clásica es la de arenque.
Para hacer la masa mezclamos en un bol la harina (la tamizamos antes con un colador fino), la levadura y el agua templada. Formamos una bola y la dejamos reposar durante al menos 3 horas.
A continuación añadimos el aceite y amasaremos de nuevo hasta tener una masa consistente y a la vez elástica. Formaremos una bola y la dejaremos reposar durante 30 minutos.
Mientras reposa asaremos o escalibamos los pimientos rojos. Podemos comprarlos ya asados, en bote. Si los queremos asar en el horno, primero los lavamos bien, los secamos con un paño y los embadurnamos con un poco de aceite de oliva y sal. Los metemos en el horno precalentado durante unos 30 minutos a una temperatura de 180 grados. Dependiendo del grosor de los pimientos pueden tardar más o menos tiempo en asarse.
Pelamos los pimientos, los cortamos en tirar y los marinamos durante un breve tiempo con sal y abundante aceite de oliva virgen extra.
A continuación lavamos los arenques y les quitamos las espinas. Cortamos las cebollas en juliana, pelamos los tomates, les quitamos las pepitas y los cortamos en trozos pequeños.
Seguidamente estiramos la masa con la ayuda de un rodillo, ponemos una hoja de papel de hornear cubriendo toda la bandeja de horno. Colocamos encima la masa estirada. Lo primero que ponemos es el tomate cortado, a continuación la cebolla en juliana. Salpimentamos todo y espolvoreamos con un poco de pimentón dulce y un poco de picante y añadimos un chorrete de aceite de oliva virgen extra.
Por último distribuimos las tiras de pimiento rojo asado y los arenques (o atún, anchoas o butifarra). Añadimos un buen chorro de aceite de oliva virgen extra, si es de la Denominación de Origen Siurana, mejor.
Tenemos el horno precalentado previamente y metemos la coca al horno a 180º durante 30 minutos.
Acompañamos la degustación de la Coca de Recapte con una copa de vino tinto de las Denominaciónes de Origen Montsant o Priorat.
Este plato típico catalán se puede comer recién cocinado, precalentado o no, también se puede degustar al día siguiente.
