La zona de producción de la Denominación de Origen Protegida Montorp-Adamuz comprende los siguientes municipios de la provincia de Córdoba: Montoro, Adamuz, Espiel, Hornachuelos, Obejo, Villaharta, Villanueva del Rey y Villaviciosa de Córdoba que constituyen la comarca agraria de La Sierra, así como la parte del término municipal de Córdoba situada al norte del río Guadalquivir. La zona limita por el Sur con el río Guadalquivir, al Norte con la meseta Norte de la provincia de Córdoba, y al Este y Oeste con Jaén y Sevilla respectivamente.
El porcentaje de superficie correspondiente a olivar, de la superficie cultivada en la zona geográfica amparada bajo la Denominación de Origen Protegida MONTORO-ADAMUZ, es de un 51,43%. La zona de elaboración y envasado coincide con la de producción.
Los suelos de la zona de producción de las aceitunas destinadas a la elaboración del aceite de oliva virgen extra amparado bajo la Denominación de Origen Protegida MONTORO-ADAMUZ, se caracterizan principalmente por ser suelos con escasa profundidad útil, de moderada a abundante pedregosidad, suelos con una erosión importante y con poca profundidad, debido principalmente a la elevada pendiente de los terrenos, unos contenidos medios y bajos en arcilla, que se traduce en una baja fertilidad, así como ausencia de carbonato cálcico libre, con reacción moderadamente ácida. Todas estas características, y principalmente que se traten de suelos calcáreos, favorecen el bloqueo de la subida de hierro a la planta, reteniendo el agua mucho mejor al ser suelos agregados, y permitiendo de este modo, una mayor humedad de las plantaciones de olivar. A esto se unen las lluvias que alcanzan su máximo en los meses invernales, siendo éstas menos frecuentes en verano, provocando que la humedad máxima en invierno no supera el 77%, mientras que la mínima del verano desciende hasta el 34%.
La situación interior de la comarca imprime un grado de continentalidad que se manifiesta tanto en la oscilación térmica diaria como anual. El medio edafológico, unido a la altitud media de la zona de actuación (400-500 m), y a los demás factores descritos, favorecen el desarrollo de un olivar con características diferenciales y propias de un olivar de sierra, así como el desarrollo de las variedades principales Picual y Nevadillo Negro, que producen aceites muy específicos y de calidad, con unos altos contenidos en ácido oleico y en polifenoles.
El hecho de que dentro de los municipios de la zona geográfica de la Denominación de Origen Protegida MONTORO-ADAMUZ existan dos Parques Naturales (Sierra de Hornachuelos y Cardeña-Montoro), ha favorecido el mantenimiento a lo largo del tiempo de este olivar de sierra, que genera unos aceites de oliva virgen extra muy característicos y específicos.
Antecedentes y vínculos históricos de la D.O.P. MONTORO-ADAMUZ.-
Las primeras noticias ciertas que tenemos de los más antiguos habitantes del territorio que constituyen hoy la zona de la Denominación de Origen MONTORO-ADAMUZ, nos los han transmitido los escritores griegos y romanos. Refiere el geógrafo griego Strabon, que cuando los fenicios arribaron por primera vez a las costas de nuestra Península, por los años de 1445 a 1450 a.C., encontraron poblada la Bética (Andalucía), por varias tribus que formaban particulares regiones, según el territorio en que vivían.
Esto se fundamenta con un documento pictórico encontrado en la zona de la Denominación de Origen MONTORO-ADAMUZ, tan raro y original, que difícilmente se encontrará otro de la misma especie, y que acredita por sí solo, la existencia en nuestro suelo, de pobladores de origen escítico o hiperbóreo antes de la venida de los celtas, fenicios y griegos.
En el siglo III a.C. se produjo la entrada de Roma en la historia de Andalucía. Este asunto que provocó que este cultivo se desarrollara de forma extraordinaria gracias a los nuevos avances técnicos que esta civilización aportó a las comunidades indígenas que vivían en este territorio. Desde su asentamiento en el alto Guadalquivir, 200 años a.C., la colonización romana, fue dejando poblaciones y villas, a lo largo de las riberas del río, unas de nueva formación como Sacili Marcialis (actual Alcurrucén y términos de Adamuz y Pedro Abad), otras cobrando nueva vida como Epora, en tiempos romanos, actualmente Montoro, entre muchas otras. Es fácil de suponer que Montoro y Adamuz se encontrasen formando parte de las ciudades que aportaban más aceite al Conventus Cordubensis y a zonas exteriores de Hispania y de la Bética, ya que desde esta zona partieron numerosos viajes de este producto a tierras Italianas. Un ejemplo de ello lo tenemos en la gran cantidad de fragmentos de ánforas romanas que existen en el conocido monte Testaccio en Roma, monte formado por la acumulación de los restos de ánforas utilizadas en su día para el aceite, y procedentes la mayoría de la Bética, ya que en ellas se estampa una serie de inscripciones y sellos de referencia del lugar de origen.
Con la llegada de los pueblos germánicos y de los árabes en el siglo VIII, este cultivo siguió activo en las localidades de la zona de la Denominación de Origen MONTORO-ADAMUZ, ya que esta cultura tenía que abastecerse de este producto para los usos culinarios, pues uno de los preceptos que establecía su ley y el Corán era sobre la prohibición de comer carne de cerdo en su alimentación. Esta razón explica que no pudiesen emplear cualquier tipo de grasa animal para condimentar sus platos. Esto también sucedía del mismo modo en las comunidades judías que convivían en el lugar.
Durante el siglo XV contamos con referencias relevantes en la zona, datos sobre el cobro del Diezmo en la década de los 80-90 del siglo XV en la ciudad de Montoro, aunque según testimonios de E. Cabrera Muñoz la franja cordobesa predominaba sobre la jiennense en cuanto a la producción aceitera a fines del siglo XV y principios del siglo XVI, P. Hernández recoge en su tesina datos proporcionados de J. Rodríguez Molina en los cuales se nos manifiesta que la zona cordobesa aportaba el 38,62% de la producción oleícola de Andalucía a principios del siglo XVI, mientras que a Jaén le correspondía tan solo el 16,76%, recayendo la parte restante a la zona del Aljarafe Sevillano.
En la obra y estudio realizado por Criado Hoyo en 1932, se hace alusión a la campaña agrícola emprendida por los Reyes Católicos, destacando la apuesta de estos monarcas por la activación del comercio del aceite de oliva en la franja de la Denominación de Origen. En 1550 se hace referencia a la existencia de olivares en Villaviciosa de Córdoba plantados por los monjes jerónimos, así como sobre la existencia de olivares desde antaño en el resto de municipios de la zona de producción de la Denominación de Origen Montoso-Adamuz.
En la primera mitad del siglo XIX, el cultivo del olivo manifiesta gran dinamismo en la provincia de Córdoba. La ampliación del espacio olivarero de la provincia se disparó a raíz de la apropiación de los antiguos terrenos comunales y la privatización y desvinculación de los patrimonios nobiliarios y eclesiásticos,.
Durante la segunda mitad del siglo XIX se detecta el empuje individual de algunos municipios de la provincia de Córdoba a la hora de instaurar el cultivo del olivar, así en Espiel se mencionan dos grandes posesiones de olivar una de 4.000 pies y otra de 2.000 además de otros olivares mas pequeños. Así mismo en Hornachuelos aunque había muchas posesiones de olivar, la Hacienda de Moratalla tenía que ser especialmente singular para que se refiriese explícitamente que contaba con más de 200 aranzadas.
En Montoro todo el término estaba cubierto de monte a excepción de 35.000 a 40.000 fanegas de olivar, la laboriosidad de los vecinos había conseguido que la plantación de olivos se extendiera a terrenos pedregosos, colgados y de poco suelo. La cosecha anual se estimaba en 350.000-380.000 arrobas, una cifra realmente impresionante para la época.
Como vemos durante el transcurso de la historia el cultivo del olivar fue adquiriendo notable relevancia en los municipios de Montoro y Adamuz, debido entre otras razones a la situación estratégica de estos dos municipios en la principal vía de comunicación con Madrid, que se tradujo en un aumento del número de molinos en estos municipios así como de un avance en las técnicas de producción de aceite. Este hecho conlleva que el resto de municipios de la zona de la Denominación de Origen MONTORO-ADAMUZ, con menor producción y con menos medios para la elaboración del aceite, pero con un producto de igual calidad que el de Montoro y Adamuz, llevaran sus aceitunas a molturar a los molinos de Montoro y Adamuz, desde donde se procedería a su comercialización.
Durante la segunda mitad del siglo XIX los aceites de Montoro y Adamuz se abren a mercados exteriores y así podemos comprobar como en la Exposición Universal de Filadelfia del año 1876 se exhiben aceites de Montoro y Adamuz en el Official Catalogue de United Stated Centennial Comisión.
Durante los últimos años del siglo XIX la familia Carbonell llega a Córdoba procedente de Alcoy y funda en esta ciudad una empresa que sería el germen de una de las empresas más importante de aceite a nivel mundial. D. Carlos Carbonell y Morand, fundador de la Cámara de Comercio Provincial, fija sus objetivos en las plantaciones de olivar de Adamuz y su empresa compra un número importante de olivares en el término municipal, comercializando el aceite por Europa.
A mediados del s. XX se instalan grandes molinos y almazaras que molturan el aceite producido en toda la comarca, entre los que sigue destacando la casa Carbonell que se establece en las instalaciones de la casa Frances y Cía.
Con el transcurso de los años, los oleicultores de esta comarca con la mentalidad de aunar esfuerzos y conseguir mayor rentabilidad de sus olivares, se constituyen en Cooperativas Agrícolas Olivareras (SCA Agrícola Ntra. Madre del Sol, SCA. Olivarera de Montoro, SCA Olivarera Ntra. Sra. del Merced, SCA Olivarera del Guadiato, SCA del Campo San Antonio Abad, SCA Olivarera San Rafael, SCA Olivarera Santiago) para la elaboración, transformación y comercialización del producto. En el año 1980, todas las cooperativas de la comarca se fusionan en un Grupo de Cooperativas de segundo grado para comercializar de forma conjunta el aceite Montoro-Adamuz.
Hoy día existen varios ejemplos del uso en la comercialización de los aceites de Montoro-Adamuz debido al gran prestigio y reconocimiento que atesoran por sus características específicas de alta calidad, lo que ha permito su comercialización bajo una misma etiqueta, o su venta a granel al exterior para su posterior envasado, y así tenemos al Grupo Hojiblanca, Aceites la Serrana, Lagar de Quirós o Hacienda Meca.
Así mismo también es de destacar que en la comarca, se encuentra el Patrimonio Comunal Olivarero, proveniente de la antigua Asociación de Olivares de España, organización fundada en los años de la II República y reorganizada en 1948 por el sindicato Nacional del Olivo con el nombre anteriormente descrito con la finalidad de servir como almacenes reguladores, y con posterioridad de centro de experimentación y divulgación. Además en las instalaciones emblemáticas del Patrimonio Comunal Olivarero en Montoro, se viene celebrando de forma bianual la Feria del Olivo dedicada exclusivamente a los profesionales del sector.