La zona de producción y elaboración de la Denominación de Origen Protegida Arroz del Delta del Ebro o Arròs del Delta de l’Ebre corresponde al Delta del Ebro, que forma parte de las comarcas del Baix Ebre y el Montsià, en la provincia de Tarragona.
La superficie de cultivo de arroz en la zona del Delta del Ebro es de 20.400 hectáreas, lo que representa el 83 % de la superficie total cultivada del Delta (24.554 hectáreas). Unas 12.000 hectáreas (60 %) están amparadas por la Denominación de Origen Protegida Arroz del Delta del Ebro o Arròs del Delta de l’Ebre.
Origen e historia del Arroz del Delta del Ebro.-
El arroz es originario del Sudeste Asiático, de la antigua China, desde dónde se expandió hace más de tres mil años por el resto de Asia y Oriente Medio. Posteriormente se difundió por el Mediterráneo, apareciendo en España hacia el siglo VIII, en plena dominación musulmana, de cuya etimología árabe "al-ruzz" deriva el nombre actual.
El cultivo de arroz en la zona del Delta del Ebro, es un cultivo tradicional, muy ligado a la formación y transformación física y geológica del Delta del Ebro. Las características peculiares de la zona del Delta del Ebro han servido para la identificación y difusión de este arroz entre los consumidores, quienes lo relacionan rápidamente con su origen.
Existen numerosas referencias escritas que dan testimonio de esta vinculación existente entre el tradicional cultivo del arroz y la zona del Delta del Ebro. Entre estas citas, destaca la obra Geografía de Catalunya de Lluís Solé y Sabaris (1958), donde se expone "en el siglo XV tenemos noticias de unos intentos de cultivo de arroz en el Delta del Ebro", sin embargo el máximo desarrollo de este cultivo llegó en el siglo XIX. En otro momento de la misma obra indica “… en el Delta, que era utilizado para pastos del ganado trashumante, el Canal de la Derecha, nacido en Xerta en la segunda mitad del siglo XIX, permitió la inundación de agua dulce e introducir el cultivo del arroz que ha ido creciendo continuamente, con el beneficio de desalar las tierras salobres y al mismo tiempo obtener un buen cultivo".
Una de las primeras referencias de las que se dispone data del año 1697, en la que los monjes cistercienses del convento de Benifassar, que tenían propiedades en aquel lugar, llevaron a cabo un ensayo de cultivo de arroz, en la zona de surgenias y turberas de la Carrova. A pesar de los buenos resultados obtenidos, el cultivo no tuvo continuidad en los años siguientes, pues la falta de un sistema de acequias que permitiera la inundación del terreno no lo hacía posible.
En el año 1719 se obtuvieron los primeros permisos para cultivar en los terrenos ribereños y en 1851 se concedió el derecho de canalizar el Ebro para intentar su navegabilidad hasta Zaragoza.
A partir de entonces, aproximadamente hacia el año 1857, el agua del Canal de la Derecha llega a Amposta, lo cual posibilita el cultivo del arroz a niveles importantes. Según un documento citado por Pierre Vilar: “antes de 1860, en la orilla derecha del Delta, ya existían una serie de parcelas donde se cultivaba arroz. Sin embargo, este cultivo se lleva a cabo en unas condiciones muy desfavorables desde todos los puntos de vista, pues el agua estancada provocaba la proliferación de enfermedades y además los rendimientos productivos eran muy bajos”.
El 10 de mayo de 1860 se publica una Real Orden sobre la normativa reguladora del cultivo del arroz a través de los vedados arroceros, lo que significará un gran cambio con la posibilidad de cultivar arroz en los terrenos pantanosos, en los cuales el estancamiento de las aguas podría resultar perjudicial para la salud pública.
Más adelante, a partir de 1867, es cuando se inicia realmente la colonización del delta derecho. Grandes propietarios de Tortosa y Amposta obtuvieron la concesión de las tierras, y ellos fueron quienes realizaron los primeros intentos de cultivo del arroz, tarea difícil y costosa en todos los sentidos.
En el año 1872 se realiza el proyecto del Canal de la Izquierda, siendo acabado totalmente el 5 de mayo de 1912. En el año 1907 los propietarios del delta norte o delta izquierdo se constituyen en Comunidad de Regantes-Sindicato Agrícola del Ebro. El funcionamiento de los dos canales, permitirá la transformación agrícola de la zona, con un fuerte aumento de la superficie de cultivo del arroz. De las 1.500 hectáreas en el año 1861 se pasó a las 4.200 hectáreas en 1870, elevándose a 11.500 en el año 1920.
Esto supone un fuerte incremento de la población, en los asentamientos establecidos en las orillas del río y también de una inmigración temporal que en muchos casos daba lugar al establecimiento definitivo en la zona. Juan Arbó en su obra Suelos del Ebro (1920), en el capítulo dedicado a los segadores dice: "Cada año, al llegar el verano, el pueblo experimentaba un cambio espectacular con renovada expectación. No había bastantes brazos para recoger el arroz, dura tarea que duraba tiempo y convocaba a gente de todos los lugares para trabajar de sol a sol, con agua hasta la cintura, privados de las cosas más elementales con el fin de llevarse un dinero que ayudara a la subsistencia de las familias que habían dejado lejos... Aquellos años habían presenciado el espectáculo de una verdadera invasión. Gente de Castilla, gente de Aragón y Valencia e incluso de la Andalucía lejana y de más allá, acudían incesantemente. Cualquiera se preguntaba hasta donde llegaba el grito de aquel verdor que crecía constantemente y ganaba nuevas tierras en los prados. Venían en grupos para las temporadas de la plantada o de la siega, cuando la falta de brazos se dejaba oír más...”.
En 1930, como consecuencia de la crisis mundial y una fuerte emigración hacia los centros industriales, se inicia una época de estabilidad demográfica en el Delta del Ebro. Una vez acabada la guerra civil, el arroz se convierte en un elemento esencial en la dieta alimentaria del país, por lo que, se incrementa su demanda y su precio, y el Delta del Ebro triplica su población en un periodo de veinte años. A partir de los años setenta, cuando el nivel de vida mejora, baja la demanda de arroz y con ésta, disminuye el número de puestos de trabajo necesarios.
Sin embargo, no se produce ninguna pérdida demográfica, puesto que se realizan intentos de diversificación agrícola y se ejecutan numerosas obras públicas importantes en la zona (variante de la N-340, nuclear de Vandellòs, etc.). Esto hace que se creen nuevos puestos de trabajo, lo que mantiene la población en el territorio.
De todo lo anteriormente expuesto, se extrae que la superficie destinada al cultivo del arroz en el Delta del Ebro y la evolución de su población van ligadas proporcionalmente.
Además de lo que ha representado y sigue representando el arroz para la población del Delta del Ebro, y concretamente para la población de las comarcas de El Baix Ebre y Montsià, que subsiste directamente de su cultivo, existe un amplio sector complementario ligado a este cultivo.
Las dificultades que ha comportado el saneamiento de las tierras y el cultivo del arroz, obligó desde su comienzo a que los agricultores arroceros se agruparan con la finalidad de defender sus intereses, tanto frente a la administración como a otros sectores o actividades económicas de la zona como la caza, pesca o frente a los intentos de comerciales, industriales e incluso frente a grandes terratenientes con la pretensión de controlar la producción y la comercialización arrocera.
De hecho, ya existían algunas agrupaciones creadas en torno a las Comunidades de Regantes de los canales de la derecha e izquierda. Pero fue la aparición de las cooperativas arroceras el elemento más importante para la defensa de los intereses de los cultivadores.
Descripción de la zona de producción del arroz del Delta del Ebro.-
El desarrollo del cultivo del arroz en el Delta del Ebro, es motivado tanto por las características climáticas y edafológicas, como por su salinidad y altura de la capa freática.
De la formación geológica del Delta, no puede esperarse más que una orografía muy plana. La altura del terreno tiene como máximo 4,5 metros, el 60% tiene menos de un metro.
Son tierras de aluvión y se han ido formando mediante un fenómeno sedimentario, por lo que se encuentra una estratificación muy pronunciada, cuanto menos, es difícil asignar un tipo de suelo definido y concreto para todo el Delta.
El suelo superficial tiene una textura de limo fluvial, de profundidad variable. Es muy apto para el cultivo y su formación va muy ligada al riego y al "colmateo" (movimientos combinados de agua y tierra para preparar bien la cama de la plantación, antes de la siembra).
Las zonas altas, con una mayor influencia aluvial, tienen un subsuelo con una textura bastante fina. Esta característica, junto con un mejor drenaje natural, ha sido un factor muy importante en la sustitución del arroz por otros cultivos.
En áreas con mal drenaje o con continuas infiltraciones laterales, se ha ido acumulando materia orgánica hasta formar importantes cantidades de turba.
Entre las tierras altas, bajas y turbosas se encuentran el resto que son las que representan una mayor superficie. El suelo de éstas es una mezcla de arcillas, limos y arenas.
El Delta del Ebro está situado en el interior de una zona climática influida totalmente por el Mar Mediterráneo. Los inviernos son tibios, poco lluviosos. Los veranos son calurosos, con temperaturas subtropicales, calmas atmosféricas, sequía ardua y aires húmedos. Las precipitaciones no son excesivas, irregulares con tendencia a concentrarse en las estaciones de transición (otoño y primavera). La humedad atmosférica es apreciable durante todo el año.
La temperatura media anual es de 16,7º C. La media de las máximas en verano es de 30º C y de las mínimas, en torno a los 20º C en julio y en agosto. Los inviernos son poco extremados, con una media próxima a los 10º C, siendo enero el mes más frío del año.
La humedad atmosférica es del 68%, una cifra que se considera medianamente alta, debida principalmente a la presencia del río Ebro y las precipitaciones anuales se sitúan entre los 520-580 mm.
La hidrografía de la zona se circunscribe al río Ebro en el último tramo de unos 30 km. La calidad de las aguas de riego es muy buena, obedeciendo a una concentración demográfica e industrial poco elevada en la ribera del río Ebro, cosa que hace que la incidencia de contaminación sea relativamente baja. A esta calidad que presenta las aguas de riego también ayuda una cierta autodepuración y la propia magnitud del río Ebro.
Los canales y las redes de riego están regidos por las respectivas Comunidades de Regantes y Sindicatos de Riego.
El canal principal tiene una longitud de 60 km., la red de canales primarios es de casi 100 km, mientras que la de los secundarios es superior a los 250 km.
El canal de la izquierda hasta Amposta, tiene una longitud de 26,83 km, las acequias principales suman 98,35 y las secundarias en torno a los 200 km.
(Fotos facilitadas por el Consejo Regulador de la D.O.P. Arròs del Delta de l'Ebre)