Una de las Fiestas de Simancas más representativa es la de El Salvador, patrón de la localidad, el 6 de agosto. Este día los jóvenes bailan el “paloteo” y rememoran la Batalla de Simancas (año 939). Esta batalla tuvo lugar cerca de Simancas, donde se juntan los ríos Pisuerga y Duero y enfrentó a las tropas cristianas encabezadas por el Rey de León, Ramiro II y los musulmanes de Córdoba, mandados por el califa Abd ar-Rahman III (Abderramán III). Ganaron la batalla los cristianos, eso sí, con la ayuda de San Millán. Como consecuencia de esta victoria los reinos cristianos avanzaron, sobrepasando el río Duero y pusieron la frontera en el río Tormes. Como anécdota hay que decir que dos días antes de la batalla hubo un eclipse de sol que aterrorizó a los dos bandos.
Para rememorar la historia de las Siete Doncellas de Simancas se celebra cada 6 de agosto el Requerimiento de las Doncellas. Desde el año 1988 tiene lugar la escenificación en el Ayuntamiento de Simancas del “tributo de las siete doncellas”. Este día un cortejo municipal recorre la villa en busca de siete jóvenes que vestidas con trajes medievales con los colores del arco iris, formarán parte del tributo de las cien doncellas.
El ciclo se cierra a mediados de junio del siguiente año con la representación de la Jura del Rey Ramiro I de León. Los propios habitantes de Simancas hacen de actores en esta representación. Se viene celebrando desde el año 1994 y conmemora el juramento del Rey Ramiro I en el que prometía al pueblo de Simancas no utilizar jóvenes de la Villa como moneda de cambio 
ante las exigencias de los árabes de Córdoba. La Jura cierra el ciclo de la leyenda que se vuelve a abrir cada 6 de agosto, con la elección de las siete jóvenes para el Requerimiento de las Doncellas. Con estas dos representaciones la Villa de Simancas revive cada año la historia de la famosa leyenda de Simancas, que dice así:
En el año 783, se hace con el reino de Asturias Mauregato (hijo bastardo de Alfonso I de Asturias) y en agradecimiento se compromete al pago de cien doncellas cristianas a Abderramán I. En el año 788 es asesinado Mauregato y los cristianos se niegan al pago de las cien doncellas.
En el siglo IX el emir Abderramán II pide al rey cristiano Ramiro I que cumpla con lo pactado y le entregue las cien doncellas cristianas. El rey Ramiro I se encuentra en situación de debilidad y accede al pago de las doncellas. Aquí viene el hecho/leyenda de que a la localidad de Simancas le toca aportar al tributo siete doncellas. Como no querían ir con los árabes ya que eso suponía no volver a ver nunca más a sus familiares y amigos, además convertirse en esclavas, las siete deciden en un acto de gran valor cortarse una de las manos. Presentadas al Señor de Córdoba, dicen que dijo: “si mancas me las 
dais, mancas no las quiero”. La Villa de Simancas ha recordado desde entonces a las siete heroínas. En su escudo hay siete manos pintadas. Y cada año en el mes de agosto, coincidiendo con la festividad de San Salvador, se escenifica el “tributo de las siete doncellas”.
A los simanquinos les gusta decir que el nombre de Simancas nació precisamente de este hecho/leyenda, de este acto heroico protagonizado por jóvenes del pueblo, puesto que el rey infiel, al verlas mutiladas, exclamó: “Si mancas me las dais, mancas no las quiero”. De ahí el nombre de Simancas.
Como consecuencia de este hecho heroico los cristianos salieron a pelear y derrotaron al ejercito árabe en la Batalla de Clavijo (23 de mayo 844), con la ayuda del Apóstol Santiago. Desaparece el tributo de las cien doncellas y en agradecimiento se instaura el Voto de Santiago. Que en alguna medida hoy sigue existiendo, cuando el día de Santiago 25 de julio o bien el Rey de España o alguna autoridad representándolo hace el voto al Apóstol Santiago en la Catedral de Santiago de Compostela. Esta batalla en la actualidad se la considera una batalla legendaria que nunca existió y que es más bien un invento del arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, que mezcló varias batallas que tuvieron lugar en sitios distintos y en fechas diferentes.
Las Fiestas Patronales de Simancas en honor de Ntra. Sra. del Arrabal tienen lugar durante la semana del 8 de septiembre. Estas fiestas se vienen celebrando desde el s. XVII. Hay actos culturales, bailes, encierros y capeas.
A lo largo del año tienen lugar otras fiestas o celebraciones como los Carnavales –muy popular es el entierro de la sardina-, en febrero; las Procesiones de Semana Santa; el día 1 de mayo, la fiesta del trabajo; el Corpus Christi, en mayo/junio; en junio la Celebración del Acto de la Jura; el 24 de junio con hogueras se celebra la festividad de San Juan y por último en la Navidades hay mercadillo, Belén viviente y Cabalgata de Reyes.
De la gastronomía de Simancas destacamos el lechazo asado al horno de leña, las chuletillas de cordero a la brasa, el pincho de lechazo a la brasa, además de todo lo relacionado con el cerdo -como los embutidos-, la caza, los quesos, las setas, las sopas de ajo y castellana. También hay que destacar los guisos de legumbres y los productos procedentes de las huertas regadas por el agua de los ríos Pisuerga y Duero. En repostería hay dos panaderías que elaboran pastas peonillas, zapatillas del portillo, rosquillas de palo, buñuelos, huesos de santo, torrijas y hojuelas con miel. Todo acompañado por los buenos vinos procedentes de las Denominaciones de Origen de la provincia de Valladolid: Ribera de Duero, Cigales y Rueda. Estos manjares se pueden disfrutar en los numerosos restaurantes y mesones de la Villa de Simancas.
El municipio de Simancas forma parte de la zona de producción de un producto que sobresale por su calidad: el lechazo o cordero.
Se comercializa con las etiquetas de calidad de:
1º.- Indicación Geográfica Protegida (I.G.P.) Lechazo de Castilla y León
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