El origen del cultivo de los perales se remonta a tiempos muy remotos (3.000 años a.C). Excavaciones arqueológicas así lo atestiguan. El origen procede de perales silvestres que se encontraban en regiones de Europa oriental y Asía occidental. Los griegos y, sobre todo los romanos, cultivaron mucho estos frutales. Los romanos fueron los que extendieron el cultivo del peral por todo el Imperio Romano; Plinio dejó testimonio escrito describiendo 39 variedades de peras. El cultivo de perales en España se empezó en la cuenca del río Ebro.
Con el descubrimiento de América fueron los españoles (América del Sur) junto con los ingleses y franceses (América del Norte) los que introdujeron este árbol del peral en el continente americano.
Los mayores productores de esta fruta son, por este orden: China, Italia, Estados Unidos, España y Argentina.
Actualmente las peras y los perales se da muy bien en todas las zonas templadas del planeta.