El
kaki comenzó a cultivarse a partir
del siglo VII en China, su país de
origen, así como en Japón y
Corea, países en los que aún
se encuentra en estado espontáneo. En esos
países hay citadas más de 2.000 variedades de kakis.
Está establecida su introducción en Europa entre los siglos XVII y XIX, cultivándose
inicialmente como planta ornamental y por su madera
(palosanto), muy apreciada en ebanistería.
Actualmente se cultiva también en el sur
de Europa y en América (Estados
Unidos y Brasil.) En Australia y Nueva
Zelanda también se cultiva este árbol
tanto por sus frutos como por su valor ornamental
o su apreciada madera.
En
España es conocido desde antiguo en
las regiones de clima templado: Cataluña,
Andalucía y Comunidad Valenciana, donde era frecuente encontrarlo como árbol
aislado en márgenes o junto a las edificaciones
rurales. A mediados del siglo XX comienza a despertarse
un vivo interés por el fruto de aquellos
árboles destinados en principio al autoconsumo,
que los pequeños comerciantes pagaban a precios
impensables entonces para otras frutas. En consecuencia,
algunos pioneros comienzan a efectuar pequeñas
plantaciones de kakis, con las variedades
comunes entonces: "Tomatero" en
la zona de Segorbe, "Picudo"
y "Cristalino" en la Ribera
del Xúquer (Júcar) Precisamente
es en esta comarca donde aparece en aquellas fechas
una nueva variedad de kaki que ha supuesto una verdadera
revolución en el cultivo del kaki en la Comunidad Valenciana: el kaki de la variedad Rojo Brillante.
|