El
cerezo se cultiva desde la Prehistoria.
Posiblemente llegó a Europa desde
Asia Menor gracias a los pájaros migratorios.
Los hombres consumían los frutos silvestres
de los cerezos (Prunus avium) Se han encontrado
grandes cantidades de huesos en asentamientos de
la Edad de Piedra. 6.000 años a. C.
ya se majaban cerezas para obtener un líquido
ingerible, que luego de fermentar se convertía
en alcohol. Los hombres al consumirlo notaban una
gran euforia en el cuerpo.
Teotrasto menciona los principios de su cultivo 371 años
a. C. Plinio el Viejo, el primer pomólogo
conocido, divulgó que fue el cónsul
romano Licinio Luculus el que introdujo el cerezo en Italia (año 680) y en Europa,
después de ganar una batalla a Mitrídes
VI y conquistar el reino de Ponto. Allí en
la ciudad de Cerasonte se cultivaban muchos cerezos. El nombre de cereza viene de Cerasonte (cerasium)
Otras
fuentes dicen que tres siglos antes de que viviera
Luculus ya se hablaba en Italia de la cereza.
Lo que sí parece cierto, es que Luculus,
sí trajo una cereza más grande y más
dulce.
Es
sabido que los romanos practicaban y con mucho éxito
el arte de los injertos y además de extender el cultivo del cerezo por todo el imperio crearon nuevas variedades de cerezas con nuevos sabores, integrando a los cerezos en
el grupo de árboles frutales.
Tenemos
que tener en cuenta a las cerezas inglesas que son
muy ácidas y que se utilizan para hacer una
exitosa compota.