Ponemos al fuego una sartén con aceite de oliva virgen extra y freímos las truchas que previamente pasamos por harina. Una vez fritas las ponemos en una cazuela de barro y si no tenemos en una cazuela normal.
En el mismo aceite en que hemos frito las truchas picamos los dientes de ajo, la cebolla y los pimientos –limpios de semillas y rabo-. Este sofrito se añade a las truchas que están en la cazuela, junto con las hojas de laurel. Cogemos el agua y añadimos el vinagre, mezclamos y añadimos el líquido a la cazuela. Procuramos que las truchas estén bien remojadas y cubiertas con este líquido. A continuación espolvoreamos el tomillo, el orégano y los granos (15) de pimienta negra. Ponemos la cazuela al fuego y dejamos cocer a fuego suave unos 5 minutos. Retiramos y dejamos enfriar. Metemos la cazuela en el frigorífico durante 24 horas antes de consumirla.
