Ponemos al fuego una sartén con un poco de aceite de oliva y pochamos una de las cebollas picada con un poco de sal para que sude.
Cuando tengamos la cebolla dorada añadimos las migas de bacalao que previamente hemos desalado durante 36 horas en el frigorífico, cambiando de agua unas 3 veces. Mezclamos bien y rehogamos las migas de bacalao. A continuación añadimos la harina, dos cucharadas, y rehogamos bien para que la harina no sepa a cruda. Removemos para que la harina no se queme. Seguidamente añadimos un vaso grande de leche. Tiene que quedar una masa no muy líquida, ya que no se tiene que salir del pimiento cuando lo rellenemos. Pero tampoco tiene que quedar muy espesa. Si vemos que queda muy consistente añadimos un poco más de leche. Probamos la masa y ponemos sal si es necesario. Añadimos un poco de perejil picado para darle frescor y mezclamos bien. Sacamos la masa a un plato para que se enfríe.
Cogemos los pimientos del piquillo y los rellenamos con esta masa. Los vamos colocando en una cazuela.
Para hacer la salsa:
En una cazuela echamos aceite de oliva virgen extra y la llevamos al fuego. Añadimos el diente de ajo troceado y la otra cebolla también troceada y lo pochamos bien todo.
Cogemos tres pimientos de piquillo troceados y los añadimos a la cebolla que ya está pochada y rehogamos un poco. A continuación añadimos una cucharada de harina y rehogamos bien y echamos un vaso mediano de salsa de tomate y mezclamos todo.
Acto seguido añadimos un vaso de vino blanco, un vaso de agua, la pastilla de caldo y un poco de azúcar. Y tenemos hirviendo la cazuela unos 20 minutos. Probamos de sal y lo trituramos con la batidora.
Esta salsa la añadimos a los pimientos rellenos y le damos un hervor de 2 o 3 minutos y ¡ a comer! con un vasito de vino rosado de la DOP Navarra.
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