Ponemos una olla al fuego y añadimos la leche, la mantequilla, un poco de sal y un poquito de ralladura de limón. En cuanto empiece a hervir añadimos la harina de golpe y quitamos la olla del fuego y removemos bien todo hasta que la harina quede bien disuelta y fina. Bajamos el fuego al mínimo y volvemos a poner la olla y vamos moviendo todo con la ayuda de una cuchara de madera para que no se nos pegue hasta que se forme una bola de masa, vamos amasando pero con cuidado de que la masa no se nos pegue al fondo de la olla. La masa tiene que quedar seca así los buñuelos quedarán con más hueco, con más viento en su interior. Hay que darle vueltas durante unos 10 minutos para que la masa se quede seca.
Apagamos el fuego y de jamos reposar hasta que la masa se quede templadita. A continuación añadimos un huevo y lo mezclamos bien con la masa, a continuación añadimos otro huevo y lo mezclamos bien y así vamos haciendo con todos los huevos. Dejamos reposar durante unos 15 minutos. La masa tiene que quedar sin grumos y fina.
Ponemos al fuego una sartén con abundante aceite de oliva a fuego medio. En un plato ponemos azúcar y canela molida y mezclamos bien para embadurnar los buñuelos fritos.
Con la ayuda de dos cucharas sacamos porciones de masa y vamos friendo estas porciones que una vez doradas son los famosos buñuelos de viento.
Vamos depositando los buñuelos en el plato con el azúcar y la canela y los embadurnamos bien y los depositamos en un plato con papel absorbente para quitar el exceso de aceite.
El que quiera puede rellenarlos con crema pastelera o chocolate fundido con ayuda de una manga pastelera con terminación de metal para poder pinchar el buñuelo y rellenarlo.
