Lo primero es desalar los lomos de bacalao y para ello los tenemos en remojo durante 24 horas antes de cocinarlos. Los cambiamos de agua unas 3 o 4 veces. Pero si los trozos de bacalao son muy gruesos hay que tenerlo desalando 36 horas. Y desalamos en la nevera.
Pasamos los lomos de bacalao por harina, procurando quitarle el exceso de harina con la ayuda de un colador.
Ponemos una sartén al fuego con aceite de oliva virgen extra y freímos los lomos de bacalao. Procurando no pasarnos con el frito, el bacalao tiene que quedar jugoso. Si nos pasamos friéndolo se quedará seco y no estará bueno. Reservamos.
Otra versión es no freír el bacalao y tampoco confitarlo. Así no incluimos el sabor del frito o el aceite de oliva a la salsa vizcaína.
En una cazuela ponemos la salsa vizcaína y los lomos de bacalao fritos o desalados -mejor- encima de la salsa. Siempre la salsa vizcaína tiene que cubrir los lomos de bacalao y lo tenemos 20 minutos cociendo a fuego lento.
