A finales de los años 70 del pasado s. XX el vino de Rueda era gustoso, cálido, suave, con notas rústicas. Había un vino de lujo el conocido como “Dorado”, que conservaba el estilo de vino que se consumía en el Siglo de Oro y que era el que se bebía en la corte de los Reyes Católicos.
Ese gusto de vino rancio es el que dio siempre fama y renombre, su culminación tuvo lugar en el año 1911 en la que mediante una Orden Real se declaraba al vino “Tierra de Medina", como un vino especial, similar a los vinos de Jerez y Málaga.
El vino antiguo de Rueda fue el primero que se cotizó más caro cuanto más viejo era. La mayor parte de los vinos se consumían jóvenes, incluso los de Jerez que salían de los puertos gaditanos recién fermentados camino de Inglaterra. Hay documentos del s. XVI en el que se diferenciaban los diferentes vinos según el tiempo que tenían. Así el vino muy viejo se llamaba “trasañejo”, el que tenía más de un año “añejo” y al vino nuevo se le llamaba “mosto”.
Durante los s. XVII y XVIII, así como en la época medieval, las uvas eran transportadas a los lagares más cercanos por los “coritos”, obreros vendimiadores que llevaban las uvas en sacas sujetas mediante una correa de cuero a la frente.
En la bodega pasaba a los estrujadores de rodillo, que eran accionados a mano mediante movimientos giratorios. Así eran estrujadas las uvas. A continuación pasaba a la tolva donde se le añadía el espejuelo o sulfato de yeso.
Así estaba la uva 24 horas, a continuación pasaba a la prensa, conocida como “prensa de Alaejos”. La uva estaba escurriéndose otras 24 horas. El mosto salía de la prensa muy claro.
El paso siguiente era la fermentación del mosto. Una fermentación larga y fría, gracias al frescor de las bodegas que estaban a 20 metros bajo tierra. Para ayudar a la fermentación se realizaba una curiosa practica que consistía en golpear con un palo los aros de las cubas para romper el equilibrio del gas carbónico.
Para clarificar el vino se le añadían arcillas o sangre de toro o buey. Para saber si el vino estaba claro y limpio se utilizaba la pluma de una gallina. El cañón de la pluma se introducía en un orificio muy fino practicado a la cuba. Si el retirar esta pluma permitía el paso de un chorro finísimo de vino, este ya estaba listo para su consumo.
Pero los tiempos han cambiado y ahora prima más la procedencia y el origen que la graduación. Ahora se vendimia la uva en el momento justo de maduración. Todo el proceso se ha mecanizado. Ya no se permite la oxidación de los mostos. Se vendimia por la noche para evitar la luz solar y así llegan las uvas a la bodega con 10-15ºC.
Las fermentaciones se realizan en depósitos de acero inoxidable controlando la temperatura y con filtros de vacío que limpian el mosto pero sin descarnarlo de los nutrientes necesarios para las levaduras. El vino queda limpio y pálido gracias a estos filtrados previos y a las rápidas decantaciones por frío.
A los tres meses de la vendimia el vino tiene un color ligeramente amarillo con matiz verdoso, y un aroma y paladar fresco y afrutado. Es el momento del embotellado para comercializarlo bajo la etiqueta “Verdejo Rueda”. Este es el tipo de vino que más fama tiene entre los consumidores. Es la imagen más conocida de Rueda, un vino de cosecha, sin crianza y fruto de la aplicación de las últimas tecnologías. Bajo estas premisas la variedad Verdejo es capaz de mostrar sus mejores aromas primarios, potentes y elegantes. Los bodegueros de la D.O. Rueda conscientes de que el consumidor también demanda otro tipos de vino ofrecen al mercado la Fermentación de Barrica. Son vinos de gran calidad y amplias sensaciones. Predominan los toques de vainilla y tostado, propios de la madera, mezclándose en perfecta armonía con los aromas frutales y de heno típicos de la variedad Verdejo. Una variedad que aguanta perfectamente estancias en barricas sin perder el equilibrio aromático y ofreciendo una gran amplitud de sensaciones. Hoy en la Denominación de Origen Rueda se une la última tecnología y el buen hacer de los bodegueros.
El reglamento del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rueda marca las producciones máximas en kilos que tienen que dar las hectáreas plantadas. Cada variedad de uva tiene su producción máxima. Para ello, el agricultor tiene que plantar un número mínimo de cepas y de ellas no puede pasarse de un número máximo de kilos. También hay que podar las cepas de una determinada forma y también el Consejo Regulador marca cómo se tiene que vendimiar y transportar la uva a la bodega. Evitándose el contacto de la uva mosto con el hierro de los remolques, tiene que transportarse en remolques de acero inoxidable o protegidos por lonas.
Hoy casi toda la vendimia se hace mecánicamente y por la noche para evitar la luz solar y las altas temperaturas. Así llegan las uvas a la bodega en optimas condiciones.
En el año 2010 la D.O. Rueda tiene plantadas 10.743 hectáreas de viñedo y se han recogido 80 millones de kilos de uva.