El aceite de oliva virgen extra de la Denominación de Origen Montoro-Adamuz se obtiene del fruto del olivo (Olea Europaea) de las variedades de aceituna siguientes: Picual (Nevadillo Blanco), Nevadillo Negro, Lechín, Picudo y Carrasqueño, considerando como variedades principales Picual (Nevadillo Blanco) y Nevadillo Negro; la extracción se realiza exclusivamente por procedimientos mecánicos o físicos que no produzcan alteración del aceite conservando su sabor, aroma y características del fruto de que procede.
La variedad Nevadillo Negro es una variedad autóctona de la zona geográfica delimitada por la Denominación de Origen MONTORO-ADAMUZ, siendo la comarca agraria de la Sierra de Córdoba en la que se ubica la gran mayoría de los ejemplares, coincidiendo con la misma zona de producción de la Denominación de Origen MONTORO-ADAMUZ. En este sentido, se contabiliza una superficie de 10.000 Ha en esta zona delimitada, representando alrededor del 20% de la superficie de olivar protegida. Es por tanto, una variedad muy adaptada a las condiciones de estrés hídrico, suelos ácidos y baja profundidad de suelos que presenta la zona, siendo de las variedades cultivadas más antiguas, ya que se han catalogado ejemplares de casi 500 años por el Dpto. de Agronomía de la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos y Montes de la Universidad de Córdoba. En este sentido, D. Luis Rallo Romero, Catedrático de Producción Vegetal del Departamento de Agronomía de la Escuela Técnica Superior de Agrónomos y Montes de la Universidad de Córdoba, asentado en años de investigación ha contrastado que la citada variedad “Nevadillo Negro” es autóctona de la citada sierra, no existiendo representación en ninguna otra zona oleícola de Andalucía ni de España.
Nuestros aceites producidos de la variedad Picual y la autóctona Nevadillo Negro presentan un gran cuerpo, amargor y picor, atributos positivos que le confieren un sabor característico, que nacen en el alto contenido en Polifenoles y Agentes Antioxidantes Naturales, muy beneficiosos para la salud, actuando sobre los radicales libres que producen el envejecimiento.
Igualmente su alto contenido en polifenoles provoca una gran estabilidad y alta resistencia a la termo-oxidación, lo que les hace ideales para todos los usos en la cocina.
Desde el punto de vista sensorial y en lo referente al olor son aceites de una gran complejidad aromática siendo sus atributos positivos el de frutado de aceituna intenso, verde hoja alto y otras frutas maduras.
La topografía escarpada con los olivares situados sobre laderas con fuertes pendientes, han motivado la recolección temprana de aceituna como práctica cultural arraigada. Esta práctica conlleva la recogida exclusiva de la aceituna del árbol, evitando la caída del fruto al suelo, al ser imposible la recogida del suelo por los altos costes que conlleva ante la falta de mecanización del olivar de sierra. Además dicha práctica, repercute en una mayor calidad del producto.
Por otra parte, la recolección temprana del fruto como práctica cultural arraigada en la comarca, desde el 15 de octubre a 15 de enero, incide en unos contenidos máximos de polifenoles y en unas extraordinarias cualidades organolépticas de los aceites, que se definen por una mediana del atributo frutado >4, en la que los atributos sensoriales como “frutado de aceituna” y “verde hoja” se manifiestan con la máxima intensidad.
Los aceites amparados en la Denominación de Origen MONTORO-ADAMUZ se presentan con una sensación buco-táctil algo densa, con gran cuerpo, debido al alto porcentaje de ácido oleico y un característico picor y amargor con intensidad media, resultando así un caldo delicioso ideal para aderezar ensaladas y/o como aceite de tostada, en el que los atributos frutado y verde hoja se manifiestan con la máxima intensidad.