Cultivo de Peras y Perales
Los perales se propagan por medio de semillas o por injerto. Las semillas se emplean para crear nuevas variedades o para obtener nuevos patrones para el injerto. El injertado de perales se realiza a yema.
Dependiendo de la zona y del suelo utilizaremos uno u otro.
Es conveniente, si plantamos “membrillero”, poner postes cada pocos metros y unirlos con alambres. Ataremos los árboles a estos alambres para sujetarlos y que con el peso de los frutos no se rompan. Esta forma de plantación se llama “palmeta”. Al tener tan poco desarrollo plantamos muchos árboles en filas y para que entre bien el sol y que estén aireados se necesita una poda especial. Pensando mucho que el sol de bien en todo el árbol.
Hay muchas formas de podar, siendo las más interesantes: la pirámide, la palmeta simple o la palmeta doble.
Abonado de perales. Un abonado equilibrado en N (nitrógeno)- P (fósforo)- K (potasio), así como calcio en terrenos ácidos y Fe en suelos muy calizos. Agradece y es necesario el abonado orgánico.
Todas las plantaciones de perales están en regadío. El agricultor suele regar a manta, es decir inundando el terreno con gran cantidad de agua, o bien, por riego localizado, también conocido por goteo. Esto último es lo mejor, el agricultor puede abonar todos los árboles añadiéndole al agua el abono. De esta forma el árbol sólo recibe el agua que necesita. No desperdiciamos agua. Al regar por inundación mucha agua se va a la capa freática y con ella se lleva el abono que hemos echado, contaminando las aguas subterráneas. Ecológicamente es un desastre. Las modernas plantaciones son regadas por riego localizado.
En las plantaciones de perales jóvenes (los 2 ó 3 primeros años) se suele labrar todo el terreno, hasta que empieza la producción. Luego las hierbas se siegan de forma mecánica (se utiliza una herramienta agrícola que se llama desbrozadora) o se matan por medio de herbicidas. Esto último es lo menos aconsejable por el daño ecológico.
Las plagas más importantes son la psila, pulgones y acaros. En cuanto a las enfermedades están el moteado, las pseudomonas y el fuego bacteriano. Si los árboles padecen esta última enfermedad el agricultor tiene que arrancar la plantación.
Los frutos de los perales, es decir las peras, tienden a desprenderse del árbol en el momento de la maduración, por lo que suele recolectar un poquito verdes. Es difícil saber cuando una pera está en el momento óptimo. Si se recogen demasiado verdes se arruga la fruta y no madura, y si esperamos a que maduren en el árbol se caen al suelo y no valen para la comercialización.
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