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Proceso de cultivo de los Grelos de Galicia


Aspectos generales del cultivo del grelo en Galicia.-


Las prácticas de cultivo realizadas serán las tradicionales en la zona geográfica de producción y que permitan un manejo adecuado en cada momento de la cubierta vegetal del suelo, el riego y el control de plagas y enfermedades.


Tradicionalmente el cultivo se realiza de forma intensiva entrando en rotación, por lo que sólo se permitirán dos siembras en la misma parcela a lo largo de un mismo año.


La fertilización será la adecuada de cara a mantener el equilibrio y los niveles de nutrientes en el suelo y en la planta, teniendo en cuenta de este modo el nivel de fertilidad del suelo, las extracciones del cultivo y el estado nutricional de la planta. Como abonado de fondo, siempre que no se hubiese abonado el cultivo anterior, se aplicará estiércol o purín. La naturaleza ácida de los suelos de la Comunidad Autónoma de Galicia hace necesario el encalado por la mejor adaptación del cultivo a los suelos neutros, incluso un poco alcalinos. Cuando sea necesario aplicar abonados de cobertera se procurará que las dosis utilizadas y el número de aplicaciones realizadas sean las mínimas posibles.


El cultivo de los grelos se realiza mayoritariamente en secano. La época crítica de falta de agua se produce en las primeras fases de cultivo, a los 4-5 días de la siembra, durante la germinación, principalmente si ésta se realiza en agosto, cuando es frecuente una sequía estival, más acusada en el interior de la comunidad. El riego en estas condiciones irá encaminado a obtener el tempero adecuado para asegurar la germinación. La dosis, número de aplicaciones y frecuencia dependerá de las condiciones climáticas y del tipo de suelo.


Preparación del terreno.- En la parcela o huerta se procurará una cama de siembra fina, para lo que se recomienda el pase con un cultivador o arado de vertedera para enterrar los restos del cultivo anterior.


A continuación se llevarán a cabo varios pases de grada cruzada o fresadora antes y/o después del aporte del abonado orgánico y encalado, para evitar en lo posible las pérdidas de abono por volatilización.


Por último, se podría dar un pase de rulo después de la siembra, siempre que el terreno no esté muy húmedo, ya que se apelmazaría e impediría la nascencia.


La simiente de los grelos.- Procederá de plantas de los ecotipos de Santiago y de Lugo, tanto las correspondientes a las variedades comerciales registradas Grelos de Santiago y Globo blanco de Lugo, como los de sus respectivas variedades-población. Se permite la utilización de simiente procedente del reempleo de la propia explotación así como la que provenga de otras parcelas de productores inscritos en el correspondiente registro.


La siembra del grelo.- Se realiza manualmente a voleo, procurando reparto uniforme y con una profundidad de 2-3 cm. Tradicionalmente la siembra se realiza a partir mediados de agosto, en tiempo fresco, variando la fecha en función de la zona de producción y la precocidad de la variedad. Principalmente se realizará durante los meses de agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre.


La dosis de siembra variará entre 1 y 10 kg/hectárea en función de la zona de producción y del manejo que se haga del cultivo.


Lucha contra malas hierbas, plagas y enfermedades en el cultivo de grelos.-La lucha contra malas hierbas, plagas y enfermedades estará dirigida a la utilización principalmente de métodos culturales.


Si fuese necesaria la intervención química, las materias activas serán las que generen menor impacto ambiental, mayor eficacia, menor toxicología y problemas de residuos, menor efecto sobre la fauna auxiliar y menores problemas de resistencia.


No se realizarán ni se mezclarán más de dos aplicaciones seguidas con la misma materia activa sin las previas recomendaciones técnicas. Se fomentará la lucha integrada y biológica en toda rotación en la que se encuentre el producto amparado por la Indicación Geográfica Protegida Grelos de Galicia.


Se recomienda mantener el terreno limpio y evitar la competencia de malas hierbas con el cultivo en los primeros estadios de desarrollo. Si fuese necesario se aplicarán herbicidas en preemergencia, teniendo en cuenta el tipo de terreno y el tipo de vegetación espontánea.


Antes de la aplicación de fungicidas se recomienda la variación de las prácticas de manejo de forma que el medio ambiente sea menos favorable para la penetración, invasión, reproducción, supervivencia y dispersión de patógenos y de esta forma disminuir sus poblaciones. Se procurará el uso de semillas certificadas libres de patógenos, destrucción de hospedadores alternativos, laboreo, rotación de cultivos, control de la humedad del suelo y aplicaciones de cal para elevar el pH y evitar la germinación de esporas.


Si fuera necesario aplicar plaguicidas, comenzarán las aplicaciones con productos poco agresivos y de poca persistencia. Sólo se cambiará a un producto de mayor agresividad en los casos de aparición de resistencia de la plaga a combatir. Se guardarán los plazos de seguridad entre los tratamientos aplicados y la recolección. Las aplicaciones serán básicamente contra orugas, falsa potra, mosca blanca y pulguillas.


Recolección, transporte y comercialización de los grelos.-La recolección será manual, preferiblemente en horas frescas. Requiere de un manejo muy cuidadoso para prever daños en las hojas, lo cual afecta a la apariencia y además se constituye en posible fuente de entrada de microorganismos causantes de enfermedades.


Cuando el producto esté destinado a la industria de transformación también se podrá recoger el cultivo utilizando medios mecánicos.


El momento óptimo de recolección dependerá del producto que se quiera obtener, de la precocidad de la variedad, de la época de siembra, de las condiciones edafoclimáticas y de las prácticas de cultivo. A las seis u ocho semanas se puede realizar un primer aprovechamiento. Si la densidad de siembra es muy elevada se realiza un aclareo, sino simplemente se cortan las hojas y tallos. A partir de los dos meses se aprovechan los tallos florales, justo antes de que se produzca la floración. Cuando lo que se pretende es recoger una buena cosecha de grelos, es preferible no hacer aprovechamiento previo de nabizas. Una vez recogidos habrá un rebrote que se puede alargar hasta el mes de marzo o abril.


La recolección, el transporte y la comercialización tiene que ser muy rápida para:


Evitar la degradación del producto. Los grelos son hortalizas de hoja, que sufren una rápida degradación desde la cosecha hasta el centro de manipulación. La pérdida de agua, junto con la lisis celular provoca el amarilleamiento y marchitez de la hoja, disminuyendo la aceptación comercial del producto. Además, los grelos tienen un valor añadido como alimentos funcionales debido al alto contenido en compuestos tipo glucosinolatos, flavonoides, vitaminas, etc. Sin embargo, una vez cosechado el producto comienza una rápida degradación de estos y otros compuestos, que conlleva una notable pérdida de su valor nutritivo. En concreto, hay una pérdida de vitamina C de más del 50 % en el plazo de dos días y que los glucosinolatos (compuestos anticancerígenos) sufren una rápida degradación a partir de su recogida. Todo ello justifica que todas las operaciones de manipulación, transporte, almacenamiento y transformación deban realizarse de forma inmediata a la recolección, en plazos no superiores a las 24 horas, por lo que resulta indispensable la minimización de las distancias entre los puntos de recolección y los de distribución, envasado y/o transformación. Los grelos se pueden comercializar congelados o en conserva.

 

 




 

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